quizá en otra vida...
RESUMEN:
El autor (hembra burda) se agobia ocasionalmente de su inconstancia productiva y de la constancia y regularidad del malestar emocional que en este caso se traduce en una hiper-romántica y amarga/da descripción de motivos suicidas misceláneos de una serie indefinida y permanente de quejidos sub-espirituales auto-ópticos.
* * *
que se disculpe el desorden,
esta es una de una serie y no es la primera ni la última (creo) de mis notas suicidas.
quizá en otra vida.. acordamos,
al saber eso lo único que me detiene es la falta de fe en que realmente exista otra oportunidad de existir simultáneamente a él, mas si me es negado el sabor de su boca y el sentir de su pausada respiración dudo (a veces) que pueda continuar otra vez más despojada de lo que me aferré para tener un sentido vital, el eros.
todo pasa, dicen
todo cambia, cantan
y sin embargo dentro de mi celda siempre ha sido la búsqueda de la misma nota en distintas intensidades,
siempre exclamo ¡esta es! y el tiempo se adelanta vertiginosamente hasta ese punto familiar que es el unico que parezco poder palatar que es el de la sostenida angustia que sucede todo gran amor que no funciona.
y esta vez..¿es una de tantas o la última?
sólo en esa respuesta reside si esto es realmente una suicide note o simplemente un descargo más, el tiempo dirá.
ahora para aclarar las nieblas que rodean mi miseria.
argh.
me destruye verme,
intuirme
develar la putrefacta imagen que es mi verdadero rostro
animal de dos caras (¿o más?)
atrapada perpetuamente entre fotos, entre puentes, en recuerdos ajenos, malas caras y soberbias fuera de caso.
humillada por la eternidad en la reverberación de actos fallidos,
mancillada por falta de autodisciplina
por ausencia de sentido común
por estar atrapada en una pesadilla con lapsos felices que llevan tu nombre,.. Elías.
atrapada en eso o aquello,
nunca sabré si mis lágrimas son reales, incluso cuando lloro sola,
no sabré acaso si me salvaste la vida como me pareció o solo demoraste mi caida dandme un final menos miserable y con sabor a sueños legítimos que en todo caso nunca estuvieron a mi altura, ni a la tuya.
atrapada en esto, en la fría permanencia de las palabras, mi cárcel tejida a mano con pelos y saliva,
y cómo no.. bañada de sangre.
invocarme a mi misma como un burdo ejercicio de medianoche,
solazarme en un espacio donde yo y la que escribe somos en el fondo buenas compañeras, trágicas y sobrantes pero trabajando por lo mismo, aunque no sepamos bien qué
un sueño de mujer que envejece sin aprender ni aclarar ideas/planes/mente/sentar cabeza/amojonar
cada vez una escena diferente,
ha madurado mi idealización del
selbstmord, pasando de fantasías prístinas de suicidio virginal adolescente ahorcada a un arbolluego de la partida de un blanco percherón bajo la luna llena y fría de cielo cobalto a la última visión,, un difuso asesinato sangriento y vengativo, maldito para los que queden y para mi propia memoria si acaso hay algo que quede después de la propia marcha que guarde un mínimo interpés en pegar piezas,
mis últimas fantasías son viles y desesperanzadas, a saber, lector, es la frase que inicia "quizá en otra vida", escrita con sangre y letras capitales en la pared, con todo el énfasis posible en escribirlo antes de desfallecer pero sin economía hematológica, para que -obviamente- chorree lo suficiente, luego una sesión de dolor que duela y no solo quite el desconsuelo, si es posible mutilar mi cara y en el mejor de los casos sacarme los ojos. Tomar una sobredosis letal (
me había dado hasta el viernes 10 para finiquitar el asunto pero el mero hecho de que lo escriba es que transformé el acto en sí en una obra literaria más desprovista de valor y cubierta de la ampulosidad de los malabares gramaticales) de no sé, lo que pille, ojalá un buen cóctel esta vez y sin responder ni hacer llamadas antes o durante para evitar segundos pensamientos que puedan a llevar a un ingreso forzoso o voluntario a urgencias y salvarme de este autoasesinato para sobrevivir ¿qué? ¿diez años más? ¿cinco? y decir dentro del plazo o después que sí, que valió la pena, que ahora (después) soy tan diferente y nio volvería a pensar hacerlo.
Farsa social.
Rehabilitación para qué.
Hay que ceder espacio a los que desean estar acá, a los que aportan, a los que hacen.
No ser bestia zoológica referencial que muerde la mano que le alimenta y arremete feroz contra cualquier amigo o enemigo en cualquier momento sin avisar, sin sasber, sin recordar.
Siendo consciente de eso lo único que queda es dar la sangre a quien cobrará tu alma.
A nadie,
al suelo,
al aire,
al agua,
al fuego.
O al menos fantasear con el obsceno ejercicio de desearse la muerte y ejecutarse a uno mismo la autopsia en vida.
O legarte un par de líneas por si despiertas un día y ves mis ojos negros en tu espejo, o en el espejo de tu ojo,
tal vez... mi mirada deseperada, o tierna, o fiera, o lo que sea o nada pero al menos demostrar en algo que pensaba en tí,
pero quizá como reza el repetido cliché, quizá ese pensar en ti bien se traduce más en crecer y dejarte en paz, en no encapricharme con el ininterrumpido deseo que he tenido de adorar tu divina torpeza desde que te vi por primera vez.
¡Sandeces!
La sal de las lágrimas me hace arder la piel,
otra sesión más de autocompasión y victimizaje.
Otra sesión que podría haber sido cualquier otra cosa con menos rastro que este paseo del pensamiento sobre letras y espacios.